La Semilla
El día que nació la pregunta
La semilla del proyecto se planta en un día que quedó marcado en la memoria colectiva: la llegada de Diego Maradona como director técnico de Gimnasia.
El Bosque era un grito, una marea.
Quien sostuvo la cámara aquella tarde fue Erica Voget, fotógrafa argentina e hincha del Lobo desde muy chica. La pasión ya estaba en su historia: desde los 6 años fue deportista del Club, y esos primeros pasos en la institución sembraron un vínculo afectivo profundo, corporal, identitario.
Volver a la cancha con una cámara no era solo documentar: era regresar a un territorio que siempre estuvo dentro suyo.
Mientras Maradona pisaba el césped, la cámara apuntó a otro lugar: las tribunas. Las hinchas. Los rostros que pocas veces ocupan el centro de la escena.
Había llanto, abrazos, banderas con historia, manos que temblaban de emoción.
La pregunta empezó a latir ahí mismo:
¿cómo viven las mujeres y disidencias esta pasión cuando no están en la cancha?
Esa noche, ya en casa, comenzaron los primeros bocetos mentales. No había nombre ni estructura, solo una intuición clara: había algo para contar.
Lo invisible.
Lo cotidiano.
Lo íntimo.
En la búsqueda de hacerlo colectivo surge el acercamiento a Triperas en Manada, primer espacio de género no oficial del Club. De ese encuentro nace el nombre Cuerpas Reales, Hinchas Reales y, con él, el impulso de lo común.
Las primeras convocatorias se arman de manera artesanal: WhatsApp, voz a voz, barrio a barrio, casa a casa.
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Primera Serie: Cuerpas Triperxs
La primera serie nace con una premisa simple: mirar de cerca.
No en la tribuna, sino en el living, en el patio, en la cocina donde se arma la previa.
Las sesiones se realizan en espacios íntimos: allí donde se guardan banderas, camisetas y recuerdos que pasan de mano en mano como herencia afectiva.
El recorrido atraviesa catorce barrios y territorios triperos: La Plata, San Carlos, Magdalena, El Mondongo, Arturo Seguí, Ensenada, Altos de San Lorenzo, Monoblocks, Olmos, Villa Elvira, Los Hornos, Punta Lara, Villa Progreso, entre otros.
Se realizan más de 25 sesiones.
Veintidós quedan seleccionadas.
22, el número del Lobo.
Una hincha acerca la posibilidad de imprimir la serie en lona para exponerla en el Estadio Juan Carmelo Zerillo. Todo estaba listo para colgarse en las paredes del Bosque.
Y entonces llegó la pandemia.
El fútbol se detuvo.
La vida también.
El proyecto encontró otro camino: se produce un audiovisual con la serie y se presenta el 3 de junio en redes sociales, fecha que une dos pulsos intensos: Ni Una Menos y el cumpleaños de Gimnasia.
La pantalla ocupó el lugar de la tribuna, pero la emoción siguió siendo colectiva.
Pamela - B° San Carlos
Pamela - B° San Carlos
Claudia , hija y nietas - B° Villa Progreso
Claudia , hija y nietas - B° Villa Progreso
Los Hornos
Los Hornos
Ensenada
Ensenada
Mariana - El Bosque
Mariana - El Bosque
Punta Lara
Punta Lara
Villa Elvira
Villa Elvira
Keila e Irene - B° Olmos
Keila e Irene - B° Olmos
Claudia - B° San Carlos
Claudia - B° San Carlos
Magdalena
Magdalena
Arturo Segui
Arturo Segui
Nelly - Barrio San Carlos
Nelly - Barrio San Carlos
Sicardi
Sicardi
Los Hornos
Los Hornos
La Plata
La Plata
B° Mondongo
B° Mondongo
Altos de San Lorenzo
Altos de San Lorenzo
Villa Elvira
Villa Elvira
Monoblock
Monoblock
La Plata
La Plata
Milagros - San Carlos
Milagros - San Carlos
El abrazo
Cuando la pregunta se volvió red

En pleno aislamiento, con las canchas vacías y las calles en pausa, apareció una nueva pregunta:
¿y si otras fotógrafas retratan esta misma pasión en sus territorios?
Lo que hasta entonces había sido una experiencia situada -íntima, local, tripera- empezó a abrirse. La invitación viajó por redes sociales, casi como un gesto de necesidad: compartir la mirada para no quedar solas.
La respuesta fue inmediata e inesperada. En los primeros meses, 33 fotógrafas de Argentina, Uruguay y Chile se sumaron al proyecto. Cada una con su club, su barrio, su forma de habitar el fútbol.
Ese fue el verdadero punto de inflexión: la pregunta dejó de ser individual y se volvió colectiva. Cuerpas Reales, Hinchas Reales empezó a existir como red.
La fotografía fue el puente. A través de encuentros virtuales grupales e individuales, se compartieron procesos, se discutieron miradas y se construyó una línea estética y conceptual común. La virtualidad —impuesta por el contexto— se transformó en espacio de encuentro, aprendizaje y sostén.
Lo que había comenzado como un gesto íntimo se convirtió en un abrazo a distancia.
Un archivo que empezaba a crecer.
Un nosotras en formación.

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